Saturday, February 28, 2009

The Dysfunctional Immigration System breaking families apart.

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La nicaragüense Maricela Soza pidió el miércoles al presidente Barack Obama que ayude a resolver la situación de miles inmigrantes cuyos hijos estadounidenses quedan solos cuando sus padres son deportados por estar en condición migratoria irregular, como le ocurrió el miércoles a ella.

Los hijos de Maricela realizaron una huelga de hambre para intentar frenar la deportación.

Al llegar a la capital nicaragüense, Soza formuló un pedido al presidente de Estados Unidos de que "revise mi caso para que pueda regresar a terminar de criar a mis hijos".

"No solo pido que (Obama) me ayude en mi caso sino en el de miles de madres que deben estar en la misma situación", agregó.

El abogado Alfonso Oviedo Reyes explicó en Miami que la junta de apelaciones de inmigración rechazó una moción para reabrir el caso y se negó así a detener la deportación de Soza, de 32 años.

"Vamos a pedir la reapertura del caso ante la Corte Federal de Apelaciones de Atlanta porque el esposo está aquí todavía, y el caso tiene vigencia", expresó el letrado, y explicó que mientras el caso no se resuelva en ese tribunal, la mujer deberá permanecer en Nicaragua. Podría llevar meses antes de que la corte tome una resolución, indicó.

Soza fue detenida en diciembre en su casa por permanecer en Estados Unidos sin documentos.

Horas después arribó al aeropuerto nicaragüense Augusto C. Sandino junto con un grupo de compatriotas suyos deportados, informó el Canal 2 de la televisión local. La familia de la mujer se encuentra en Ciudad Darío, a 67 kilómetros al norte de Managua.

"Yo me fui del país en busca del sueño americano. Vivíamos bien, honestamente, no somos delincuentes. Pagábamos impuestos, contribuíamos con nuestro trabajo y queremos a Estados Unidos", manifestó.

Su esposo y padre de los niños, Ronald Soza, de 42 años y también nicaragüense, permanecía en contacto telefónico con sus hijos, pero escondido en el sur de la Florida por temor a ser arrestado por las autoridades de inmigración, ya que también está indocumentado en Estados Unidos.

"Mis niños nacieron en los Estados Unidos, son americanos y humanamente no pueden ser privados de sus padres", expresó la mujer deportada.

Cecia y Ronald Soza, de 12 y 9 años respectivamente, comenzaron el lunes con el ayuno y lo continuaron hasta la tarde del miércoles, cuando Oviedo les informó que su madre había sido deportada.

Estuvieron acompañados por su tío Fausto Soza, que es ciudadano estadounidense, y su guardiana legal, Nora Sándigo.

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